Cada vez más autores hablan de la importancia de tener mentores de quien aprender.
Uno de mis mentores ha sido Gustavo Ingaramo.
Lo conocí en el Club el Quilla, un club náutico en el sur de la ciudad de Santa Fe, cuando tenía unos 20 y tantos. Después de 25 años, sigue siendo mi amigo .
Es empresario, creativo, movedizo, visionario, inquieto.
Trabajé siete años en su empresa, Frigorífico RECREO en el área de Marketing.
Hoy además es dirigente del Club Atlético Colón de Santa Fe y sigue liderando su empresa que tiene más de 400 empleados. Se convirtió en un mentor primero en el área empresarial, siempre admiró a quienes conducían emprendimientos y tenía una de las empresas más importantes de la región.
Estar cerca, ver como tomaba decisiones, escucharlo, preguntar , me ayudaba a aprender de la vida, de los negocios, del progreso personal, laboral y económico.
Nos hemos tenido cariño mutuo.
Una de las cosas que veía, es que recibía muchas críticas . Sin embargo, una y otra vez con su visión y sus puntos de vista, se manifiesta firme y jamás lo vi levantar la voz.
Cuando decidí irme a Europa a hacer experiencia y dejar el puesto, sentí que era abandonar un espacio y que no le gustaría dejar un hueco en su organización.
Sin embargo, con mucha sabiduría, equilibrio e interesándose por lo mejor para mí , me impulsó y alentó a que avance con ese viaje. Que haga la experiencia y primo mi futuro por sobre sus intereses laborales conmigo.
Los mentores son personas con las que aprendemos en un área.
¿A quién admirás?
Acercarte, dedicá tiempo, haz preguntas, observa un poco más de lo que se ve a simple vista.Atrás de las personas que admiramos hay historias, cimientos, y seguramente serán felices de contarte cómo lo lograron.
¿Se te viene a la mente alguna persona de la que quisieras aprender más?
Es un buen momento para invitar un desayuno y contagiarte de todo eso bonito que ves en él o ella.
Como esta historia, te cuento mucho más en mi libro, que podés conocerlo haciendo click aquí: LA BIBLIA DEL EMPRENDEDOR